lunes, agosto 23, 2004

LA VENUS DEL CUERO OSCURO

Me arrodillo, señora, por la crin de la lluvia
y atado a tu cadena, señora, me arrodillo
rabiando como un perro sarnoso ante la rubia
brillantez malhechora del filo del cuchillo.

En el sótano un negro reguero de saliva
y mi cuerpo es un trémulo temblor de gineceo.
Aquí me quedo quieto, señora, boca arriba
tiritando de frío, de miedo y de deseo.

Hendida está mi sangre de pájaros y peces
y por eso es mi sangre el tributo que te ofrezco
y por eso te ofrezco mi sangre y la mereces
y por eso me clavas tu lengua y la merezco.

Tu látigo y tus botas, tu máscara de cuero,
los trenes subterráneos incendiando tus dientes,
el escozor y el ansia de ser tu cenicero
desnudo antes unas uñas bellacas y estridentes.

Mi glándula, mi diosa, mi señora, mi dueña,
el gran poder de Venus en su extraña armadura.
Qué minúscula euforia, qué dicha tan pequeña
la de sentir tus dedos hurgando en mi asadura.

Miguel Angel García Argüez de "La Venus del Gran Poder"

No hay comentarios: