jueves, septiembre 29, 2005

TODO FLUYE

Todos tenemos gente que nos rodea, en ese grupo rodeante , se encuentran bien diferenciados una serie de grupos según cercanía.
-Solemos tener los amigos más allegados y sentimentales, son con los que estas siempre y a todas horas.
-Después hay personas que son conocidas e incluso queridas de tanto en tanto.
-También están los conocidos a secas sin más ni más , un hola y adiós y a veces ni eso.
-Y por último nos encontramos con esas personas que no conocemos , pero que las vemos allá donde vamos o estamos, estos últimos pueden incluso tener la misma importancia que tus más allegados , la única diferencia es que no hablas con ellos, pero sí existen intercambios de miradas incluso en algunos casos se llega al hola sin saber ni como se llaman . Al pensar en este grupo te das cuenta que son personas bastante afines contigo hay gustos y ambientes coincidentes, incluso ven la vida de estilos y formas semejantes. Son personas que las ves casi a diario , incluso conocen a personas en común, pero no se les habla. Ahora bien si estuviésemos en otra ciudad, otro país, etc... y vieras a algunas de estas personas sabes bien q irías a hablar con ella en seguida e incluso podrían llegar a pertenecer al primer grupo, pero como están en el mismo sitio y tan cerca la cosa se queda ahí. Y tiene que ser así porque tu puedes tener una idea de esa persona ,pero cuando llegas a conocerla te das cuenta que no era como pensabas en ningún momento y pasa a pertenecer al tercer grupo inmediatamente, y ese grupo lo tenemos bastante petado.

miércoles, septiembre 28, 2005

LA RADIO

A los doce años descubrí la radio. Me encanta la radio, la música que acompaña a sus programas y la voz de los locutores. Comencé escuchando la radio junto a mi hermano mayor, me encantaba quedarme dormido oyendo los programas musicales que él ponía. Al ritmo que iba creciendo también aumentaron las horas de escucha. Es el medio de comunicación que más me gusta y no concibo un día sin escuchar parte de algún programa.

Recuerdo la primera vez que me enganche a un programa de radio, el de 4 a 3 de Paco Pérez Brian, llegaba la tarde del fin de semana y ahí estaba yo, tirado en la cama escuchando al señor Brian venerando al señor Cobain, te llevaba a casa festivales como Reading o Glastonbury, me sentía como si hubiera estado allí.
También maravillosos programas de cine como Polvo de Estrella, del histriónico Pumares (todo el rato peleándose con sus oyentes) o El cine de lo que yo te diga de la SER.

Programas de entretenimiento como La Ventana, de 9 a 9 y media o Gomaespuma, en la radio podemos escuchar preciosos programas de historia, naturaleza y misterio como La Rosa de los Vientos de Juan Antonio Cebrián, o intrigantes programas relacionados con lo paranormal, Milenio3.
Me encanta la radio, hay un montón de cosas de las cuales me podría privar pero de la radio creo que no.

martes, septiembre 27, 2005

LA "CHE COLA" LA SOLIDARIDAD EMBOTELLADA



Desde el pasado mes de junio, ha empesao a comercializarse en el sur de Francia una nueva bebida, la "CHE COLA" , etiquetada con el retrato de CHE GUEVARA. Los fabricantes de este refresco, un grupo de empresarios marselleses que elaboran 20.000 botellas al dia, han tomado como imagen la figura del mitico guerrillero que luchó por un mundo mas justo , ya que piensan destinar el 50% de sus beneficios netos a favor de organizaciones no gubernamentales y asociaciones humanitarias qu luchan contra el hambre en el mundo.
¡¡ OLE SUSCOONES AHÍ!!

"más vale morir de pié , que vivir arrodillado"

lunes, septiembre 26, 2005

Una mala crítica de Princesas

Carlo Fabretti/Rebelion

Si esto fuera un crítica cinematográfica y Princesas, de Fernando León de Aranoa, una película más, diría, simplemente, que es una obra fallida que desaprovecha dos excelentes interpretaciones y algunas ideas interesantes; hablaría de la buena dirección de actores (de actrices, en este caso) y del flojo guión, de los artificiosos diálogos cuajados de filosofía barata, del título efectista y gratuito (habría tenido más sentido hacer una película sobre princesas y titularla Putas), del gratuito y efectista final. Y añadiría, puesto que en una crítica cinematográfica es casi obligado hablar de la trayectoria del realizador, que Fernando León, alejándose cada vez más de sus prometedores comienzos, persiste en la línea de denuncia superficial y políticamente correcta (es decir, de solapada comercialidad) iniciada con “Los lunes al sol”. Y además hablaría de la miseria del cine español, cuyo supuesto vigor no es más que un espejismo creado por una burda operación de mercadotecnia fuertemente apoyada por los grandes medios de comunicación, en función de intere- ses que poco tienen que ver con el arte y la cultura. Porque el cine español sigue siendo tan pobre como siempre (con honrosísimas excepciones, que hay que buscar sobre todo en el pasado), y sólo en el contexto de esa pobreza (que en vano tratan de disimular las pretenciosas academias, las pomposas galas y las críticas mercenarias) se explica el éxito de productos tan inconsistentes como “Princesas”.
Pero esto no es una crítica cinematográfica: es ­o quisiera ser­ una reflexión política a partir de ciertos datos socioculturales especialmente preocupantes, y “Princesas” no es sólo la historia de la amistad entre dos trabajadoras del sexo: es ­o pretende ser­ una aproximación al complejo mundo de la prostitución y sus problemas, recientemente exacerbados (como tantos otros problemas) por la afluencia masiva de inmigrantes. Tanto por su enfoque como por su proceso de gestación, “Princesas” se acerca peligrosamente al docudrama (ese interesantísimo género fronterizo que tiene en Javier Maqua su mejor exponente y al que han hecho valiosas aportaciones cineastas como Joaquín Jordá y Javier Corcuera). Y digo «peligrosamen- te» porque la mayor pretensión de verosimilitud implícita en una obra que se nos propone como testimonio de una realidad concreta, conlleva un mayor riesgo de tergiversación, de traición a esa realidad que se pretende reflejar, y exige un especial rigor. Y, en ese sentido, la última película de Fernando León es aún más decepcionante que en el meramente cinematográfico.
En “Princesas”, claro exponente de ese realismo blando que señala los prejuicios sin atreverse a desmontarlos, se victimiza a las trabajadoras del sexo y se demoniza su entorno, como quieren los biempensantes. No es extraño que, paradójicamente, las abolicionistas la hayan adoptado como bandera (y digo paradójicamente porque la película se ha hecho con el asesoramiento del colectivo Hetaira, cuya posición, al menos en teoría, es diametralmente opuesta al abolicionismo al uso). En uno de sus diálogos más desaforados, el realizador-guionista literalmente equipara la prostitución al infierno: «No me importa que no haya nada después de la muerte», dice la protagonista, «lo que no soportaría es que hubiera otra vida y que fuera igual que ésta». Pero la que habla no es una niña de catorce años que se ve obligada a prostituirse para sobrevivir, como sugiere la frase, sino una mujer adulta, inteligente, medianamente instruida y con capacidad de elección, que lleva una vida acomodada y hasta puede ahorrar para hacerse un costoso implante mamario. En última instancia, lo que el realizador-guionista no puede o no quiere admitir es que la prostitución pueda ser la elección de una persona adulta y responsable, y Fernando León se hace portavoz, no de las trabajadoras del sexo, a las que convierte en muñecas de ventrílocuo, sino de la sociedad que las estigmatiza. La opinión generalizada es que sólo la extrema necesidad, la desesperación o el vicio pueden llevar a una mujer a ejercer el oficio más viejo del mundo, y “Princesas” no se sustrae a la nefasta influencia de este tópico discriminador.
Cuando hablo de elección, huelga señalarlo, no me refiero a una elección plenamente libre, pues casi ninguna lo es en esta sociedad. Que una mujer elija dedicarse a la prostitución no significa que lo haga por gusto, sino que, entre las distintas (y casi siempre limitadas) opciones que se le ofrecen para ganarse la vida, se decanta por ésa. Y puesto que vivimos en un mundo-mercado en el que todo (menos el cariño verdadero) se compra y se vende, la mujer que decide vender su cuerpo (mejor dicho, alquilarlo: las que lo venden son las esposas), merece el mismo respeto que los que vendemos el alma. Y ese respeto significa escuchar sus reivindicaciones en vez de usurpar su voz.
«Todo para las prostitutas, pero sin las prostitutas», parece ser el lema de las abolicionistas y de quienes pretenden redimir a las trabajadoras del sexo sin preguntarles si quieren ser redimidas. Como ha señalado Dolores Juliano en su libro “Excluidas y marginales”: «Quizá lo más defini- torio de la condición de exclusión social es que implica que no se les reconoce a las personas afectadas la capacidad de actuar, decidir o evaluar por sí mismas. No son consideradas interlocutoras válidas... La sociedad no se reconoce en ellas ni les ofrece mecanismos de interacción, si no median rituales de reinserción. A falta de ellos, la beneficencia o la sanción son las posibilidades que se les ofrecen».
Una mujer que explicita y autogestiona su sexualidad, que se alquila en vez de venderse, que tiene muchos clientes en lugar de un solo amo, es un paradigma excesivamente perturbador para nuestra hipócrita sociedad patriarcal, un espejo en el que muy pocos ­y muy pocas­ se atreven a mirarse. La puta (sobre esta palabra y sus múltiples usos se podría escribir todo un libro) es tan evidente, tan estridente, que no podemos verla ni oírla. Pero la única manera de resolver el proble- ma de la prostitución (mejor dicho, los problemas personales y sociales relacionados con su ejercicio) es escuchar a sus protagonistas, ver su realidad y respetar sus derechos. Empezando por un derecho que, desde el Neolítico, siempre se les ha negado a las mujeres: el de decidir lo que hacen con su cuerpo.

martes, septiembre 20, 2005

ENTRE TANTO...

Cuéntame historias que nunca suceden,
dame veneno,
ríete y llora,
sabes muy bien que no me verás .
Atiende a farolas que te iluminan ,
vienes suspiras y te las piras.
Dale cuerda a tu mundo ,
no olvides recogerlo todo,
porque marchas si puedes quedarte.
La igualdad hace diferente,
yo siempre voy de frente.
Espérame si quieres pero no me pidas nada a cambio,
en cambio dame tu todo y yo sabré que hacer.
Siéntate y espera haber que sucede,
cuando estoy solo me suelo sentir bien a ratos ,
en compañía me pasa lo mismo.
Dices y no haces,
coincidimos a destiempo y en el tiempo permanecemos.
Aliméntame de vida ,
plántame cara,
riégame de miradas,
recógeme del suelo.

jueves, septiembre 15, 2005

como deje de ESTUDIAR

Voy caminando , es el mismo recorrido de todos los dias, casa la facultad y vuelta atrás. Estudio Ciencias Politicas, y la verdad no se me da nada mal. Cuando decidí independizarme , no sabia de donde sacaría el dinero , pero bueno se que lo conseguiria. Tuve trabajos de todo tipo, y en todos respondi lo mejor que pude y sabia. Un dia decidi salir con unas amigas a tomar unas copas despues de haber hecho un examen, el cual me salio bastante bien y habia que celebrar. Estando en un centrico bar, ya en él mientras tenia una agradable charla con mis compañeras de celebracion, aprecio que un hombre de avanzada edad no me quita ojo de encima. Pasaron algunas horas , el alcohol iba surgiendo efecto y aquel hombre seguia en la misma posicion y mirandome. Hubo un momento en que ellas fueron al servicio y me quede en soledad, fué cuando aquel hombre decidio entablar conversacion. Fué una charla amena y mis amigas tardaban demasiado , tanto que él me invito a tomar una copa más en su hotel y yo sin pensarlo dos veces dije que sí. Ya en la habitación seguimos hablando y bebiendo más y más , y una cosa llegó a la otra hasta que yaciamos en la cama restregandonos , acariciandonos , chupandonos... fué algo grandioso nunca jamás habia sentido tanto como aquella noche.
A la mañana siguiente me desperté y aquel hombre no estaba , me habia dejado una nota diciendome lo bien que lo habia pasado y que lo disculpara que tenia que coger un avion devuelta a su casa con su mujer, y al lado 100.000 ptas.
Después de meditar un rato, desayuné , me duché , me afeité , me vestí , cogí el dinero y nunca más volví a ver a mis amigas.

martes, septiembre 13, 2005

EL HIJO DE PUTA

Estaba sentado el otro día delante de mi ordenador cuando me acordé que tenía que llamar por teléfono a un compañero.
Descolgué el auricular y marqué el número de memoria. Me contestó un tipo con muy mal humor diciendo:
-¿ Que quiere?
- "Soy Ignacio Martínez, ¿podría hablar con Roberto Espárrago?",dije amablemente.
- "Te has equivocado, gilipollas", me respondió y acto seguido colgó.
No daba crédito a lo que me estaba ocurriendo. Cogí mi agenda para buscar el número de mi compañero y comprobé que, efectivamente, me había equivocado. Pero como aún recordaba el número "erróneo" que había marcado anteriormente, decidí volver a llamar a aquel tipo y cuando me cogió el teléfono no esperé a que contestase y le dije:
- "Eres un hijoputa", y colgué rápidamente.
Inmediatamente apunte aquel número en mi agenda junto a la palabra "hijoputa".
Cada dos o tres semanas, cada vez que estaba cabreado, porque me llegaba una letra inesperada, un aviso de multa, porque discutía con mi mujer o alguna situación por el estilo, volvía a llamarlo y sin dejarle contestar le decía:
- "Eres un hijoputa".
Esto me servía de algún modo como terapia y me hacía sentirme mucho más relajado.
Unos meses después, la maldita Telefónica introdujo el servicio de identificación de llamadas, lo cual me deprimió un poco porque tuve que dejar de llamar al "hijoputa". Pero de repente, un día se me ocurrió una idea: marqué su número de teléfono y cuando descolgó, le dije:
- "Hola, le llamo del departamento de ventas de Telefónica para ver si conoce nuestro servicio de identificación de llamadas".
- "No", me dijo el tío grosero y me colgó el teléfono.
Rápidamente lo volví a llamar y le dije:
- "Eres un hijoputa".
Un mes después, estaba yo esperando con mi coche a que una anciana saliera de la plaza de aparcamiento del Hipercor. Esta lo hacía muy lentamente y cuando terminó la maniobra y me disponía yo a ocupar la plaza libre, apareció un Golf GTI negro a toda velocidad y se metió en el hueco que iba yo a ocupar. Comencé a tocar el claxon y a gritar:
- "¡Eh, oiga!,¡que estaba yo esperando!, ¡no puede hacer eso!".
El tipo del Golf se bajo, cerró el coche y se fue hacia el centro comercial ignorándome como si no me hubiera oído. Yo me quedé completamente frustrado y pensé: "Este tío es un hijoputa. El mundo está lleno de ellos".Justo en ese momento vi un letrero de "SE VENDE" en el cristal de atrás del Golf.
Lógicamente anoté el número y me fui a buscar otra plaza de aparcamiento.
A los dos o tres días, vi en mi agenda el número del "hijoputa" y me acordé que había anotado el número del tipo del Golf.
Inmediatamente le llamé y le dije:
- "Buenos días. ¿Es usted el dueño del Golf GTI negro que se vende?"
- "Sí, yo mismo"
- "¿Podría decirme donde puedo ver el coche?"
- "Sí, por supuesto. Yo vivo en la calle de Don Ramón de la Cruz esquina con Montesa, es un bloque amarillo y el coche esta aparcado justo enfrente de la casa"
- "¿Cómo se llama usted?", le pregunté.
-"Enrique Juárez"
- "¿Que hora sería la mejor para encontrarme con usted y discutir los detalles de la operación, Enrique?"
- "Pues yo suelo estar en casa por las noches".
-"¿Puedo decirle algo, Enrique?"
- "Si, claro"
- "Enrique, eres un hijoputa de la hostia", y colgué el teléfono.
Inmediatamente después de colgar anoté el número en mi agenda al lado del otro, pero en este puse el nombre de "hijoputa II".
Ahora tenía dos "hijoputas" para llamar y así estuve durante dos o tres meses, llamando ahora a uno, ahora a otro; hasta que comencé a aburrirme un poco. Me puse a pensar en serio sobre como resolver este problemilla y al cabo de un par de whiskies se me ocurrió algo. Primero llamé al "hijoputa I":
- "Dígame"
- "Hola hijoputa" - pero esta vez no colgué.
- "¿Estas ahí todavía, verdad, cabrón?", me preguntó.
- "Si, hijoputa".
- "Deja ya de llamarme o ..."
- "Noooooo".
- "Si supiera quien eres te rompía la boca", me dijo.
- "Me llamo Enrique Juárez y si tienes cojones vienes a buscarme. Vivo en la calle Don Ramón de la Cruz esquina Montesa, en un bloque amarillo, justo en la puerta donde hay aparcado un Golf GTI negro, so hijoputa"
- "¡¡¡Ahora mismo voy para allá!!! Tu sí que eres un hijoputa y ya puedes ir rezando todo lo que sepas. Te voy a mazar a hostias"
- "¿Si?. ¡Que miedo me das, hijoputa!", y colgué el teléfono.
Inmediatamente llame al hijoputa II:
-"Dígame"
- "Hola hijoputa" y no colgué.
- "Como te pille algún día..."
- "¿Que me vas a hacer, hijoputa?"
- "Te voy a patear las tripas, pedazo de cabrón"
-"¿Sí?, pues a ver si es verdad, hijoputa. Ahora mismo voy hacia tu casa" y colgué.
Por ultimo, cogí el teléfono y llame a la policía. Les dije que estaba en la calle Don Ramón de la Cruz esquina con Montesa y que iba a matar a mi novio homosexual en cuanto llegara a casa.
Luego hice otra llamada rápida a "Madrid directo" y les dije que iba a haber una pelea de pandillas en la calle Don Ramón de la Cruz esquina Montesa. Y entonces me monté en mi coche y me fui para allá a todaleche.
Te juro que es una experiencia que nunca olvidaré. La mayor pelea que he visto en mi vida. Hasta los cámaras de Telemadrid se llevaron lo suyo.
En fin, después de esto espero que cuando te llame por teléfono me contestes en tono amable. Ya sabes, no es bueno que yo me irrite...

sábado, septiembre 10, 2005

La nota de suicidio de Hunter


La revista neoyorquina Rolling Stone publica en su nuevo número lo que su biógrafo oficial y albacea literario, Douglas Brinkley, considera como la nota de suicidio del autor de Miedo y asco en Las Vegas, que se disparó un tiro el 20 de febrero, en su rancho fortificado de Aspen, Estado de Colorado. La revista, que fue el principal medio periodístico de Hunter S. Thompson, ofrece una detallada crónica de su estruendoso funeral, que será publicada por la edición española en octubre.
Según Brinkley, la carta se escribió el 16 de febrero y estaba destinada a la joven esposa del autor, Anita, aunque parece pensada para explicar su situación personal al resto del mundo. Bajo el título de La temporada de fútbol ha acabado, dice así: "No más juegos. No más bombas. No más paseos. No más diversión. No más nadar. 67 años. Han pasado 17 de los 50. Son 17 años más de los que yo quería o necesitaba. Aburrido. Estoy siempre insoportable. No soy divertido para nadie. Te estás volviendo codicioso. Compórtate de acuerdo con tu avanzada edad. Relájate, no te va a doler".
La fecha de la nota revela que Thompson ya estaba decidido a acabar con su vida, aunque su hijo y su nieto habían acudido a hacerle compañía: llevaba meses sufriendo grandes dolores debido a una pierna rota y una operación de cadera. Según el biógrafo, Hunter era un fanático del fútbol americano y solía sentirse deprimido en febrero, cuando la National Football League se apagaba. Thompson nunca ocultó sus pasiones, que, aparte del deporte, incluían el alcohol, el rock, las drogas y las armas de fuego: su variación sobre el nuevo periodismo, que él denominaba "gonzo", situaba al reportero en el centro de la historia, en unas narraciones donde se mezclaban la realidad, las alucinaciones y la ficción. El pasado 20 de agosto, seis meses después de dispararse una bala en la boca mientras atendía a una llamada telefónica de su esposa, el recuerdo de Thompson convocó a unos trescientos amigos.

De acuerdo con sus planes, inmortalizados en un documental rodado por la BBC, sus cenizas fueron dispersadas con un cañón, mientras sonaba su canción favorita (Mr. Tambourine Man, de Bob Dylan). El disparo del artefacto, inevitablemente bautizado como "el cañón gonzo", fue acompañado por una exhibición de fuegos artificiales. El costoso funeral, que incluyó un dispositivo de autobuses, un escenario, un bar y un servicio de seguridad para evitar una invasión de intrusos, fue pagado por el actor Johnny Depp, que encarnó a Thompson en la versión cinematográfica de Miedo y asco en Las Vegas, estrenada por Terry Gillian en 1997.

miércoles, septiembre 07, 2005

y si no?...

Cuento estrellas y a veces me estrello,
siempre que puedo me alejo de mí,
tiembla el mundo bajo mis pies,
corriendo a oscuras voy retrocediendo,
no entiendo porque las luces ya no destellan ,
quiero salir de esta tormenta ,
dame cobijo bajo tu mano ,
deja que me quede solo un instante ,
hasta derramarme por completo.

lunes, septiembre 05, 2005

Las cervicales del death metal

Cucarachas. Butanos. Canutos. Las hordas esperan en el aparcamiento de un concesionario de coches, que almacenarán en sus mp3 la insoportable luz de cancioncitas de estúpida felicidad, a que termine la prueba de sonido. Overdry tantean, apuntan riffs, calientan parches y por la rendijas de la vieja puerta de La Fabrika el acorde brutal se pierde justo antes de ser atropellado por el tráfico. Hay furgonas abiertas con algún tema de Machine Head. Son dos euros. Para la causa.
Esa enorme ola de oscuridad que como una crujiente mandíbula de penumbra desgarra los oídos nos empapa a todos. Pie en el monitor y la garganta rugiente son la carta de presentación del cantante de Overdry. La fonética desgarrada compite ante tanto distorsión sobresaturada. Y lo consigue. Podría estar cantando el puto demonio.
El ruido sucio de los corazones atrona esta vieja nave como un santuario pagano donde sacrificar al silencio como recurso musical. Las viejas grúas son cercanas a este espeso y pesado trabajo del sonido. Los pincelazos de las cabelleras a ese lienzo sucio que es el suelo de La Fabrika dejan en el aire bocetos de rabia. Conforman extrañas danzas, gestos primitivos antes la barbarie del sonido del monstruoso acorde que emerge del amplificador o ataúd marshall. Es ponzoña desparramada en un pentagrama. Los parches hierven ante el ataque igorcavaleristico del batería y en un exceso de preciso golpeo introduce Raízes. Luego convocan a Sepultura con un contundente Slave new world
Face- The Enemy
Stare - Inside You
Control - Your Thoughts
Destroy - Destroy 'em All
La intensidad del público se ve atenuada por un problema técnico. Muchos aprovechan para mejorar su técnica liadora entre el ir y venir de la barra. Las cervicales del death metal descansan. El headbanging, cabeceo trastornado, es junto al más comercial gesto de poner cuernos, parte del lenguaje corporal del Heavy. Pero la avalancha continúa. Las ráfagas en la caja y el charlie acompañan al desquiciado palm mute que ejecuta un riff mil veces tocado pero que siempre sonará amenazante.
Overdry concluyen con la coda ruidosa y sin un exceso de virtuosismo lead guitar. La madrugada espera a otros grupos, quizá menos contundentes en actitud y sonido como Overdry. Huimos hasta la barra donde nos deleitamos de la cerveza del Lidl.

sábado, septiembre 03, 2005

Las bicicletas son para el verano

Pasamos bajo el arco que nos introduce en el barrio. Estos dias se celebra el mercado andalusí con sus mercaderes enfundados en sus chislabas. Las calles estan abarrotadas, terrazas incluidas. Como no hay sitio en nuestros lugares de costumbre, decidimos ir de excursión en busca de rincones más intimos. Tiranmos pues callejon del duende arriba: allí en pocos minutos nos hacemos con una mesa asombrillada. Todo correcto, que comience el desfile...
Después de unas conversaciones entrelazadas, el ir y venir de los allí presentes, aparece entre la muchedumbre "un ciclista". Aparca su bici y comienza a verbogear al personal, sin que ninguna femina le pase desapercibida. Seguimos a lo nuestro, observando cómo el ciclista está con todos y con nadie a la vez. Hay sintomas de que en algún momento nos tocará el turno. Hubo roces, miradas... pero salimos indemnes en 1ª fase.
Estando en 2ª fase, le vemos de nuevo, sigue a su rollo, intentos fallidos ... y entramos en lo que es 3ª fase, ya en plena calle, no se puede evitar el contacto y allá que llega el ciclista y su bici. Nada más llegar tenemos que hacer de aparca-bici. Unas conversaciones, unas risas, ahora me voy ahora vuelvo y llega la hora de la despedida. Se le hace difícil, pero ve que es el fin, su última oportunidad. Se dispone a fonetizar la frase de: "¿unos euritos sueltos?"(repetida anteriormente, sin éxito). Comenzamos a descojonarnos. Dándose cuenta de que no va a ser posible, retoma entre risas "era broma, jajjaaj..." contándose un chiste de fin de actuación, para nosotros, por supuesto. Siguió su gira en busca de nuevos oyentes.