jueves, enero 26, 2006

LAS NIÑAS YA NO KIEREN SER PRINCESAS...

Serafìn era un niño obediente, edukado y servicial. Serafìn habìa sido bien edukado para aparentar ser un niño simpàtiko, nunka le negaba una sonrisa a nadie, ni sikiera a la señora que se le adelantaba en la kola del pan…

Serafìn nunka destakò en el kolegio por revelde, tampoko por pelota o empollòn, Serafìn sòlo paseaba por los pasillos sin molestar a nadie, ayudando a los novatos o kompartiendo sus bokatas al rekreo. A Serafìn, la vida le habìa tratado bastante bien, tenìa buenos kolegas, muchas ideas por llevar a kavo y mucho mundo que komerse…

Un buen dìa, sin màs ni màs, komo el que no kiere la kosa, mientras iva Serafìn hacia el parke a hechar un partido, viò una niña rubia preciosa korriendo, parecìa desesperada y kasi sin aliento. Serafìn la siguiò hasta alkanzarla y preguntarla si la pasaba algo. Serafìn la eskondiò a toda prisa en el almacen abandonado de una fruterìa al tiempo que ella le kontaba que unos hombres malvados la seguìan para robarla un pakete que llebaba en la mochila y hacerla daño. Ambos pasaron la noche allì kontandose miles de historias y enamorandose inesperadamente.

Serafìn se despertò sòlo y deskoncertado, en lugar de la niña enkontrò una nota que decìa:

“He de devolver este pakete a mi padre, luego me marcharè, huirè ¿Kieres venir y kuidar de mi…? Sarah”.

Al reverso venìa eskrita una direcciòn.

Junto a la nota un kolgante kon una pequeña llave de madera.

Serafìn kreciò en el mismo barrio hasta los 20 años, nunka se olvidò de Sarah, los ojos de akella niña era lo que buskaba en todas las demàs. Nunka tirò la nota que le habìa eskrito, nunka dejò de regresar a la dirección de la nota de Sarah, al menos una vez al año. Nunka se kitò el kolgante del kuello. Nunka màs volviò a saber de ella.

Un buen dìa Serafìn hizo las maletas, se despidiò de la làpida de sus padres y se marchò a otra ciudad, estaba kansado del viejo barrio, allì no kedaba nada nuevo por deskubrir.

Serafìn pasaba los meses kambiando un kurro por otro mejor que le permitiera vivir màs dìgnamente. La ciudad, aùn repleta de tanta gente, le parecìa monstruosamente solitaria, allì nadie saludaba a nadie ni se hacìan favores en la kalle, los koches no se cedìan el paso y el ruido nunka cesaba, ni sikiera en las profundas noches de lluvia.

De repente un dìa, Serafìn, kansado y harto de tantos idealismos sociales que le askeaban y nunka le komplacìan (komo èl siempre habìa intentado hacer kon los demàs…) decidiò que estaba harto, se levantò se marchò de kasa y saliò a la kalle, pero no fuè al trabajo, en lugar de eso se puso a andar sin rumbo fijo. Andò y andò hasta que le dieron las tantas, sin saber komo apareciò en un parke en el que nunka habìa estado, ya era denoche y habìa oskurecido.

Se adentrò en su interior sin ningùn temor, algo le decìa que debìa hacerlo. Su atenciòn se atrajo en un banko iluminado por una farola, sobre este se distinguìa inmòvil una figura femenina. Sin pensarselo dos veces se puso a kaminar en esa dirección, fijò su mirada en el rostro de akella mujer, sus kabellos largos y dorados tapaban la mitad de este. Kuando llegò a su altura, sòlo tuvo un segundo para estremecerse al retirar el pelo de su kara y deskubrir en su kuello un pequeño kolgante de madera en forma de cerradura. Sarah!!!, despierta Sarah!!!.

Sarah abriò los ojos. Su rostro konfesaba excesos de todo tipo, desde choriza de gasolineras hasta zenizienta de saldo y eskinas, desde amente de pudientes señores hasta aventurera de demasiados “viajes”… Demasiado tarde dijo Sarah!!!.

Serafìn levantò el brazo derecho de Sarah al tiempo que mojaba kon sus làgrimas las zikatrices y markas que las jeringuillas le habìan dejado. Retirò del brazo izkierdo el ùltimo chute de Sarah e intentò despertarla. Ya no podìa hacer nada, Sarah habìa muerto.

Deskonsolado y desesperado por la situaciòn, Serafìn sòlo podìa pensar en que la kulpa era suya, no podìa kitarse de la kabeza que si akel dìa la hubiera seguido, hubiera podido protejerla y juntos hubieran sido felizes. Serafìn ahora no komprendìa xq siempre habìa hecho lo que a los demàs les parecìa bien y nunka lo que realmente kerìa. Serafìn hubiera dado kualkier kosa por poder volver a akel momento y kambiarlo todo, se marcharìa kon ella sin pensarselo dos veces y siempre estarìa ahì para kuidarla y protejerla.

Y asì es komo Serafìn, al enkontrar el siguiente chute que Sarah se hubiera metido si hubiera sobrevivido, sin pensarselo dos veces, decidiò akompañarla en su nuevo “viaje”, huyendo juntos serìan felizes…

Juguè kon la parka al eskondite,
no debi juntar kon deskonocidos.
pues hoy te escribo estos versos
kansado de estar eskondido.

konfundì kamellos kon hermanos,
volè hasta kasi besar el infinito,
màs hoy te narro esta historia
porque este es mi último piko.
por Panapunk.

3 comentarios:

Santa Carmela dijo...

oye
me ha guatsdo muuucho tu blog
"y las niñas ya no quieren ser princesas, y a los niños les dio por mentir, el mar sobre un vaso de ginebra...¿pongamos q hablo de madrid?"


exelente!seigbcoz

Anónimo dijo...

En fìn Serafìn que curioso es esto del internèt, me pongo a dar una vueltecita, navego, me evado, me pierdo, me aliño otro, fumo, sigo leyendo, un blog, otro, mil historias... y de repente, en un lugar que no conocìa me leo a mi mismo, es mi historia que siguiò su propio rumbo, decidiò hacerse mostrar lejos de su hogar donde siempre fue bien acogida. Me lo tomarè positivamente, confiando en el buen recivimiento que reciva allà donde consiga llegar... Viaja lejos mi niña, vuela allà donde no pudo llegar tu protagonista...

Revoluciòn yonki para YÀ, ¡¡¡No màs yonkis muertos...!!! (kien sabe q serà uno de mayor??).

Un saludo a los trastornaos y sus lectores.

trastorned dijo...

un saludo trastornao pa usté panapunk, sea bienvenido.
y trastornese