En 1883, la Escuela Monge parisina presentó un invento anónimo que recibió el nombre de taza de retrete, de chapa y con una tapadera de madera. Al principio, los médicos dudaron de su salubridad, pero el nuevo retrete se impuso cuando se le acopló otro invento, la cisterna de agua. En 1886, el inglés Thomas Crapper instaló encima de las taza, a cierta altura, un depósito para diez litros de agua, cuyo contenido se liberaba al tirar de una cadena. Así, los excrementos eran arrastrados hacia los desagües y el agua ayudaba a diluir la materia fecal. Crapper, además, incorporó un sifón , que garantizaba que siempre quedara agua en el fondo para evitar la subida de malos olores. ¡¡¡ Te queremos , Crapper !!!
Deepery
lunes, agosto 09, 2004
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