martes, enero 04, 2005

Sexo, Drogas y Minoxidil : Una aproximación a la alopecia en el Rock

"Doesn't matter how much you think or the number of hairs in the sink" Faith No More (Ugly In The Morning)

Si juntáramos a todos los enemigos contra los que han peleado Batman o la Patrulla X a lo largo de su historia, a buen seguro que éstos no cabrían en las extensas campas de Woodstock. Con el Rock ocurre lo mismo: se ha enfrentado a tantos y tan malvadísimos malos malosos que resultaría imposible acogerlos a todos en la gigantesca Metrópolis. Por ahí flotarían los nombres de Tipper Gore, Michael Jackson (el Anticristo según la Iglesia Presleyteriana) o el del cura que, idea bizarra donde las haya, comenzó a escuchar los discos de Led Zeppelin y Judas Priest al revés. La gente se aburre, es un hecho.Pero de todos los enemigos que han osado plantar cara al bendito Ruackuanroll, sólo hay uno que nunca muere, ni es derrotado y que, al igual que Galactus, siempre está ahí, expectante, vigilante, dispuesto a hacer el mal, a expandir dolor y frustración a diestro siniestro. Hablo de la alopecia. La calvicie, las entradas prominentes. El clareo de la coronilla. Los pelos en el suelo de la ducha... llámese como se quiera. No hay que ser un erudito o un licenciado en música durísima como Mariskal o El Pirata para concluir que la alopecia es el enemigo natural y acérrimo del rock, su génesis, su Joker, su Lex Luthor, su Bin Laden o, vayamos más lejos aún, la enfermedad terminal contra la que sólo pueden luchar titanes multimillonarios como Elton John.Es un hecho que hablar de rock supone, de inmediato, hablar de pelo. Por ello, para abordar de los comienzos de esta problemática debemos viajar hasta la década de los años cincuenta y adentrarnos en una diminuta peluquería del estado de Tennesse, propiedad de un tal Mr. Rose o, lo que es lo mismo, el hábil esquilador que inventó el tupé, la primera moda capilar rockera de la que se tiene constancia. Luego llegó el pelo tazón, las melenas hippies, las greñas heavys ideales para hacer headbanging, las crestas punk, los flequillos crepados de los ochenta, las pelambreras grasientas de los noventa y, por fin, la diversidad y eclecticismo actuales en los que se combinan en un único peinado todas las modas pasajeras citadas. Es obvio que todas estas tendencias se forjan sobre un cimiento básico e insustituible: la riqueza capilar.
Pero no estamos aquí para hablar de la abundancia de pelo, sino de todo lo contrario: de la desintegración de éste, de la fulminación de las raíces capilares y, en definitiva, de la calvicie, de la puta (con perdón) calvicie. Hay quien dice que Kurt Cobain se suicidó porque se estaba quedando calvo y, que yo sepa, nadie ha osado contradecirle. A continuación, desglosaremos las múltiples tipologías que se desprenden de la relación existente los músicos de rock con su cabello.
Rockeros calvos
Seamos claros: No hay mayor desgracia para un rockero que quedarse calvo. Pero hablamos de rockeros de verdad, de los profesionales, no de los señores inmaduros que con cuarenta años siguen asistiendo a conciertos para poner manos cornudas, hacer pogo con adolescentes que podrían ser sus hijos o corear estribillos que, traducidos al castellano, avergonzarían hasta a un borracho. Ejemplos de prohombres de esta calaña –de profesionales del rock alopécico- los encontramos en iconos de la talla de Rob Halford, Pete Townshend o el mismísimo Angus Young que en la actualidad luce un peinado más propio de un oficinista del Santander Central Hispano que de un rockero violento, drogadicto, libre y/o peligroso. Una pena.
Rockeros rapados
No hay medida más drástica para un músico lampiño que raparse la cabeza cuando la pelusa desaparece y da paso al cruel color carne que todo hombre teme. A menudo, y salvo honrosas excepciones (el Phil Anselmo de mediados de los años 90) ver a un rockero rapado es sinónimo instantáneo de incipiente y próspera alopecia como bien puede ser el caso de Billy Corgan, Kerry King de Slayer (impresionante el directo de Donington en el que se le ve hacer headbanging con cuatro pelos sudados) o cantantes de nu metal a los que tanta presión psicológica y trauma infantil ha dejado pelados (Disturbed o Staind).La lista puede alargarse hasta el infinito aunque siempre caben ciertas matizaciones como aquellos a los que siempre hemos conocido con el craneo liso (los numetaleros antes citados o miembros de la iglesia del Hardcore como Ian MacKaye) o quienes, visto el poco halagüeño panorama decidieron cortar por lo sano. ¿Ejemplos de esto último? Michael Stipe de REM, Scott Ian de Anthrax, o Maynard James Keenan de Tool que con Aenima dejó atrás su peculiar y horrible peinado mohicano.
Los que no lo asumen
Ciertamente ha de ser duro, muy duro erigirse en tótem de una generación, convertirse en un símbolo de la libertad y no tener pelo que reafirme los postulados de fuerza y poder que exige el rol. Ser calvo es una pequeña desgracia shakespeareana pero ser calvo multimillonario con una banda de rock es una verdadera putada. No son extraños los casos de gentes como Tom Morello, Fred Durst, Jeff Ament, Nicke Anderson de Hellacopters o Chad Smith batera de los Chili Peppers cuyas cabezas sin gorras, gorritas o avalorios varios pocos han sido capaces de ver. Y cuando ello ha ocurrido los resultados no han sido nada halagüeños. ¿La razón? Todos la conocemos, hermanos: el minoxidil no funciona, así de simple. Hay que decir en honor a la verdad que muchos de ellos han acabado saliendo del armario de la alopecia tras años de encierro y en sucesivas ocasiones (vídeo de Sleep Now In Fire en el caso de Morello o grabaciones varias de la MTV en el caso del antaño adscrito a la cadena, Fred Durst) les hemos visto con la cabeza tal y como Dios ha querido que se les quedara: huérfana de pelo.
La conspiración de la peluca
Ser calvo y ganarse la vida con el rock tiene un trasfondo trágico en el cual no vamos a entrar. Por ello evitaremos hacer comentarios sobre una práctica habitual en los escenarios de todo el mundo: el uso de pelucas. Digamos que éstas existen, que están ahí para vencer complejos y dar a la audiencia un motivo más para soñar observando a sus ídolos. No hay más que fijarse en Axl Rose, uno de los principales sospechosos: curiosa ha sido la evolución de su pelo rata pelirrojo de principios de los noventa a la melena sin patillas del Rock In Rio 2001 o el sombrero con trenzas de la gala de la MTV en la que participó. Otros casos flagrantes de uso de pelucas son Paul Stanley en el Alive IV, Gene Simmons en casi toda su vida. Marky Ramone en sus enérgicos últimos bolos, media plantilla de Twisted Sister en su gira de reunión (accionistas de una empresa de bisoñés, sin duda), o Ron Asheton de los Stooges, al que no se le mueve ningún pelo en el concierto de Detroit recientemente editado en DVD.

Los Sin Futuro
Por mucho que nos pese, el destino de nuestras cabezas ya está escrito. Pero no desesperemos, el de las estrellas de rock, también. Miren sino a Danzig que lleva más de diez años luciendo cabellera a pesar de la incipiente calvicie. A su compañero misfitiano Jerry Only que, a cada año que pasa, lo tiene peor para peinar el característico flequillo diabólico, a Blaine de Nashville Pussy que luce con orgullo su peinado estilo Pedro Reyes en los early 90's. Dregen de los Babies con su flequillo loco y unas entradas que quitan el hipo, Neil Young (su peinado tiene menos volumen que el de una abuela con pelo lila) o el monstruo magnético de Dave Wyndorf que cuando moja su santo y alisado pelo deja entrever de dónde vienen las ideas de sus canciones. Es un hecho, la calvicie es un mal de nuestro tiempo, de nuestra música favorita. Asumámoslo.
Tener (mucho) pelo a los 50
Paradójicamente, algunos de los rockeros longevos que más problemas han tenido con las drogas, el alcohol y la mala vida en general gozan de unos hilillos capilares asombrosamente fuertes. Hablo por supuesto de gente como Alice Cooper, de Ozzy, de Robert Plant, Ian Astbury, Dee Snider o de Iggy cuya melena cada vez guarda más parecidos con la de Jennifer Aniston. Se trata de infraseres que pasan de la cincuentena y que, sin embargo, se permiten el lujo de gozar de un pelo largo, fuerte y digno de protagonizar un anuncio de champú. ¿Por qué? Es la preguntan que se hacen muchos. ¿Por qué una vida de excesos como las suya no sólo nos les ha matado sino que, incluso, les ha proporcionado la fórmula de la inmortalidad capilar? ¿Son las drogas duras más eficaces que el manido Minoxidil?

Medidas drásticas (un epílogo) (Status Quo)
Hace unos años se anunció en televisión de forma insistente un spray que, aplicado en la cabeza, oscurecía las calvas que el sujeto alopécico lucía en ese momento. A pesar de la lamentabilidad del invento, los intentos de media humanidad para curar la alopecia de la otra media han dado frutos de una naturaleza ciertamente compleja y, a menudo, absolutamente esperpéntica. Para muestra sirva un ejemplar de la revista Muy Interesante del año 1999 en la que se publicó un reportaje gráfico con la operación de regeneración capilar a la que se sometió Francis Rossi, cantante y guitarrista de Status Quo.
Las imágenes era impagables, de un fetichismo rockero que asustaría al fan más pintado de los Quo: había sangre, una nuca en carne viva, máquinas que injertaban los cabellos uno a uno e imágenes dantescas que dejaban a los shows de Gwar a la altura del barro. Un reportaje definitivo que habría revolucionado hasta a las revistas más jevis y transgresoras de la historia de la prensa moderna: la Kerrang (edición española, por supuesto) y la Heavy Rock. ¿Quién no pagaría 500 pesetas de las de antes para ver el cogote sangriento de uno de sus ídolos?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Se s-a-l-e. Digno de Lisergia o más aún, de Mondo Brutto.

Lisergio Pixelio

PD: ¿Por qué no se arriman al sol que más calienta? Únanse a Lisergia... cojjones

Unknown dijo...

Hhhhhhhhhhh

Unknown dijo...

Hhhhhhhhhhh

Anónimo dijo...

Luis López: tengo 51 y no me gustan los conciertos, prefiero un barcito escondido en un callejón echandome una chela y molestando a los músicos, luego q se arme el palomazo y gritar con voz arguardentosa de teporocho "echale máaas!!!" y "queremos rooock!!!" a un pinche concierto despersonalizado, viendo a los putos músicos a 30 metros de mí, que tuvieron éxito hace 40 años y q han tocado esas canciones por lo menos 5000 veces ¿q sentimiento pueden tener?..ah! solución para la calvicie - científica claro está - dutasterida